En Nueva York

En Nueva York se re�nen varios halcones
decidir�n el futuro de millones de hombres
en los pr�ximos meses, a la salida
se har�n fotograf�as sonrientes.
Como era un poco tarde y la sesi�n.
seg�n palabras agobiante,
se han ido cada cual y su cuadrilla al restaurant,
El halc�n correspondiente
tiene varios buitres a su lado, compadrean,
son aves de rapi�a.
Esto es como una escala meritoria, el buitre,
a veces independiente, subir� el escal�n inmediato:
halc�n letrado, variedad con manchas negras,
es preciso tener varias medallas ganadas en combates
de no importa qu� guerra. O bien
peque�o halc�n ramero, saltar�n de rama en rama,
en este nos extendemos
la raz�n de escalador se la han supuesto.
Una coalici�n de los rameros suele eliminar ladinamente
el insaciable halc�n montano.
La escalada refina el adem�n del aspirante
pierde garra y se convierte
en descastrado y complaciente halc�n campestre.
Varios campestres convencen al redero, a saber,
cazado con la red fuera del nido, obrero,
tambi�n idealista venido a menos.
La escalada culmina
en una hermosa variedad de halc�n: marino
es un ave amansable, para despistar,
enteramente blanco, a distancia
es f�cilmente confundible con una paloma.
Bueno, est�bamos en el restaurant, han acabado de cenar
y un buitre fidel�simo
en un coche del cuerpo diplom�tico
le trae varias muchachas
la alegre comitiva se enfanga entre sus brazos.
A la nueva sesi�n, cogidos de la mano,
recorrer�n un trecho hacia la destrucci�n total,
sonrientes al final
llevar�n un mensaje de esperanza
a trav�s del teletipo y el arrabal ingenuo
gritar� esperanzado: �viva nuestro ministro!