Entre la noche y el d�a
desesperaci�n y fe
se van golpeando las horas.
En el viejo campanario
muere el tiempo
y cada hora
es como un peque�o abismo
que me va redimiendo de este infierno.
Era ni�o y tuve miedo
pero el miedo
no ha enderezado mi vida.
S�lo nos queda hacer tiempo
alimentar una ilusi�n
de vez en cuando
cumplir nuestro camino y sentarnos.
Con resignaci�n
dejar volar el alma a reencarnarse
y sentir la agradable sensaci�n
de este vac�o.