El se llamaba Juan,
ten�a un perro negro,
una camisa gris
y era amigo del viento;
todas las tardes sal�a
a caminar por los cerros,
todos los ni�os le segu�an.
All� va Juan con su perro,
amigo de los entierros,
fiel seguidor de los muertos.
Como lagarto al sol,
mirando siempre al suelo,
llen� su habitaci�n
de esquelas hasta el techo;
saltaba los cementerios
para robar alg�n hueso
y conversar con los muertos;
cuando no hab�a un entierro
se entreten�a tejiendo
hilos de babas hasta el suelo.
(1974)