Se me amontonan, madre, tan lejanos los recuerdos
de mis primeros a�os
con mi bote de az�car sentado en una mesa
Gel�n iba a la escuela
y mientras padre y t� y los sacos de harina
trapabais cuesta arriba
eran a�os de angustia de estraperlo y de miedo
de luchar en silencio.
Y la casa amarilla con sus cuatro ventanas
tan h�meda y tan limpia,
el corral y la huerta, el sueldo y el aceite
que estiras y no llega
y mi primera escuela y tu cuerpo delgado
de trabajo y miserias
para llenar la casa de calor y la pena
que se ahogaba en la mesa.
El patio y los cerezos, el perro y el herrero
con su grave silencio
los domingos de feria buscando el mejor precio
para comprar un cerdo
y al llegar Santa Rita estrenaba zapatos
nos mandabais a misa
y luego en alg�n prado com�amos los cuatro
el pan y la tortilla.
El camino de piedra que sube hasta la aldea
donde vive la abuela
el abuelo y Laureano, la Tula y aquel cuarto
con olor a manzano
y esos campos tan verdes, las minas y los hombres
de mi Asturias quemada
en qu� valle o camino, en qu� piedra, en qu� r�o
se me qued� la infancia.