Entre tantos d�as agrios siempre hay uno m�s amargo
para rebosar tu copa.
Empieza por saberte la boca a sabe Dios qu� rayos;
y el peri�dico, alimentando afanes, odios y mentiras,
te hace da�o en los ojos, en la sien; y la poca esperanza que quedaba;
se desploma por tropezar con el anuncio de una guerra,
o la sociedad m�s reciente y vergonzosa
que explotar� corazones de pl�stico.
Y ya est�s tomando el desayuno mientras alguna joven
sacude las alfombras ahollando con su pecho la ventana.
Es la hora justa para que el fiel oficinista
sin rendici�n posible, �tal vez una quiniela?
t�midamente le sonr�a al jefe.
Tambi�n para alg�n insatisfecho, alg�n se�or hambriento
que quiera aprovechar bien su miseria
alimentando el odio de Purita que es estrecha, muy rubia y pedig�e�a.
All� enfrente, la madre superiora en la puerta del colegio
recibe ni�os y hace el juego al vehemente cartel "educaci�n especial"
para llenarle el ojo al padre, para sangrar su bolsillo
para salvar su honor en sociedad.
Pep�n, que perdi� la vertical en el vientre de la madre
hasta conseguir ser pol�gono irregular,
pasea la calle,
arriba, abajo, voceando; vende loter�a.
A lo mejor tambi�n te cruzas una ni�a
de dos a�os y te crees que has puesto un pie en el para�so.
No, no suele durar mucho, como mucho, hasta cruzar alguna ni�a
de setenta y tantos a�os que acaba de dormir sobre alg�n banco,
y se despierta y mientras reza, indiferente su calva peinando.
Entonces deber�as volver y apoltronarte entre las s�banas
tapar todos los huecos, intentar dormirte; quiz� lo consigas
y puedas descubrir si hay un azul, un gris, un m�s all�,
y contemplar condescendiente como el hombre,
como la t�cnica y el hombre descoyuntan lentamente al mundo.